Los gabinetes que daban miedo han pasado a la historia. Ahora los sillones de tratamiento se han transformado en divertidos dragones. Y el instrumental médico se organiza en los tentáculos de una medusa.
Tenemos muy en cuenta su predisposición, sus temores, su carácter y sus inquietudes. Contamos con máquina de sedación para reducir la ansiedad y el nerviosismo que a veces experimentan los más pequeños. Esto hace que el tratamiento sea más llevadero para el niño y además, facilita el trabajo al especialista, que se encuentra con un paciente relajado y consciente, dispuesto a colaborar.
Con la odontopediatría las lesiones ocurridas en la dentición temporal se tratarán de una manera menos conservadora y más contundente que las ocurridas en los dientes permanentes. Se trata de evitar que, en el peor de los casos, se pudiera dar un tratamiento insuficiente a un diente temporal que luego repercutiera en su sucesor.
Los problemas más frecuentes que atendemos se producen sobre todo por una higiene deficiente. Al tener un escaso desarrollo de la función motora, a los niños les cuesta realizar un buen cepillado; esto sumado al consumo de alimentos azucarados hace que el problema más común sea la caries. Otro gran apartado son los traumatismos dentales; los pequeños corretean y juegan sin parar, y esto aumenta el riesgo de que se produzca una lesión de los dientes, tanto de leche como permanentes.
Los padres también se preocupan cada vez más por la alineación de los dientes de sus hijos y, a medida que los niños avanzan en edad, es más frecuente la consulta con el ortodoncista para solucionar posibles disfunciones. Este especialista se encargará de prevenir, diagnosticar y corregir las posibles alteraciones de forma, posición, relación y función de las estructuras, y mantenerlas dentro de un estado óptimo de salud y armonía.
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